¿Qué nos lleva a pensar que a alguien puede interesarle nuestro mundo interior? Quizás la noción de que somos únicos y encima sugestivos. Quizás la necesidad de trascender, o sea ir mas allá del final, es mas, ¿No es esa la razón por la que inventamos un mas allá?, incluso, concebimos a un Dios que nos permita escapar a la espantosa idea de que no hay nada mas allá del final. Filosofía barata, pero limpita.
Desde hace bastante me rondaba la idea de documentar hechos que vivimos hace alrededor de 40 años ya, hechos, aclaro, que giran alrededor de la música de rock, el movimiento dirian unos, "un estilo de vida" se jugaron otros aunque no todos fueran coherentes con lo que dijeron. En definitiva, yo sin asumirlo de ninguna de las dos formas, lo viví así, como un pequeño burguesito adolescente que tuvo la suerte de transitar una época que se las trajo, y como.
Episodio I: Introducción a La Pesada
1972 fué como una bisagra en mi vida, en ese entonces mis obligaciones de instrucción se cumplian en el bendito colegio San Buenaventura (en ese entonces en Corrientes esquina Ituzaingó), iba por el tercer año del perito mercantil cuado apareció en aquel templo del saber (copiarse) un total forastero. Se trataba del "Topo" Vera, tipo mas fogueado que el resto de nosotros, se notaba, petisón, delgado, dientes que justificaban su mote, pelo que le permitiría un peinado afro pero color oro, soguita atada al cuello asomando debajo de la corbata floja y el cuello desprendido. Enseguida se corrió la bola de que repetía, de que había sido expulsado de otro colegio, no podía ser menos. Con el tiempo seríamos buenos amigos, compinches y hasta parte de aquel grupejo que se autodenominó "La Mafia" una de las bandas en las que se suborganizaba nuestro curso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario